jueves, 26 de mayo de 2011

Alimentos nativos de la América precolombina

Milenarios cultivos autóctonos de América del sur están por dar un salto cuántico en la historia de la alimentación. Su atracción reside en el excepcional contenido de nutrientes que resguardan en su esencia, en la diversidad que aportan a la dieta humana y en ser parte del registro de la cultura universal.

En la rica canasta de productos nativos está, por caso, un grupo de semillas consideradas sagradas por los pueblos prehispánicos. Se trata del amaranto, la quinua y la cañahua, granos pequeños con entre 10 000 y 5 000 años de historia. Trío de oro de la alimentación de aztecas, mayas e incas, sus contenidos en proteínas maravilla a los investigadores: duplican a las de los cereales comunes, tienen mayor cantidad de aminoácidos esenciales que se asimilan mejor que los de las carnes y los superan varias veces por su contenido de calcio, hierro y fósforo. 

Conocido además por el nombre de kiwicha y huautli, si bien fue adaptado por los mayas debido a sus altos rendimientos, tuvo mayor importancia para los aztecas ya que integraba sus tradiciones y ceremonias religiosas. De hecho, debido a que con el hacían estatuillas rituales, los conquistadores le otorgaron un papel diabólico diezmando los campos de cultivo. El amaranto tiene panojas repletas de semillas ricas en lisina – generalmente ausente en las proteínas vegetales-. Por su aspecto se parecen a las del sorgo y son de colores rojizos intensos y dorados. 

En cuanto a la cañahua (Chenopodium pallicicaule) aunque se sabe que si bien áun no está totalmente domesticado, es un cultivo difundido en el altiplano boliviano. Sus semillas casi no poseen saponinas y se reproducen sobre suelos rocosos a más de 500 metros sobre el nivel del mar, en un amplio rango de zonas, soportando heladas. Sus semillas son marrón oscuras y negras, se usan para elaborar fideos, barras energéticas y harina. Suele consumirse con bebidas y existen más de quinces maneras de preparar el grano. Regalos de América al planeta, las semillas sagradas andinas son parte de los alimentos que esta zona de la tierra aportó al mundo.
Uno de los tesoros más preciados son las multicolores papas andinas. Choque Vilca empezó a protegerlas y a rastrear sus huellas cuando comprendió, junto a los integrantes de 45 comunidades que iban perdiéndose las variedades, y con ellas la historia. Para esta gente que decidió cuidar su pasado “perder una variedad es como perder uno de los seres que forman su pueblo”. La especialista comenta que dentro de las papas hay variedades y ecotipos y que ha ingresadas 154 colecciones.

Entre otros alimento:  Delicias sureñas,tomates,arroz,ahuacates...



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